El papel de las emociones en la moral

En nuestra tradición, desde Platón, y siguiendo con Descartes, se han considerado las emociones como irracionales y peligrosas. Después, el romanticismo las tomó como elementos intuitivos e individuales, alternativos a la racionalidad. Y hasta hace unas pocas décadas no han sido vistas por la psicología como vitales para tomar decisiones, una ayuda para adaptarnos al entorno. No hay unanimidad en la definición de emoción, pero Joaquim T. Limonero Garcia y David Casacuberta Sevilla1 la caracterizan como un estado subjetivoexperiencial o de sentimiento (aspecto hedónico) que comporta una evaluación cognitiva de la situación (apreciación), un conjunto diverso de cambios fisiológicos (principalemente, relacionados con el sistema nervisoso autónomo), expresiones manifiestas o conductas visibles (expresiones faciales y gestuales) y una intención o tendencia a la acción (motivación).

Limonero recoge las funciones adaptativas de las emociones, ya reconocidas por Darwin. Principalmente, activan el organismo (dirigiéndolo a un objetivo, básicamente de aproximación o evitación) y comunican las futuras intenciones. Plutchik en 1984 asocia a cada conducta emocional una función, según la situación estimular antecedente: el miedo tiene como función la protección, la rabia la destrucción, la energía la reproducción, la tristeza la reintegración, la aceptación la afiliación, el asco el rechazo, la anticipación la exploración y la sorpresa la orientación. Diez años más tarde, Frijda enuncia la función motivacional de las emociones, siendo la motivación una forma destacable de activación.

Por otra parte, las emociones tienen la función social de adaptación del individuo a su entorno social, pues son el principal medio de comunicación del estado emocional a otros, tanto si son miembros de la misma especie como si lo son de otra. Se reflejan en la expresión facial, los movimientos de la postura y la expresión verbal. Requiere reconocimiento, interpretación y respuesta a la emoción. Izard en 1988 enuncia las funciones sociales de las emociones: comunicación de los estados emocionales, regulación del comportamiento de los otros, facilitación de las interacciones sociales y promoción de la conducta prosocial (ser social, colaborador, proclive a ayudar a los otros). De todos modos, hemos de tener en cuenta que a veces las expresiones emocionales producen un efecto indeseado.

Casacuberta y Limonero explican, entre otras, las teorías evolutivas y de la adaptación de las emociones. Las emociones, como sistemas cognitivos, permiten reajustar la importancia relativa del hecho y facilitan el cambio de planes cuando cambian los objetivos. Ekman, basado en la obra de Darwin L a expresión de la emoción en el hombre y los animales , realizó una serie de experimentos que mostraron que al menos ciertas características de las emociones, como su expresión facial, son universales, y que podrían ser adaptaciones evolutivas.

La iniciativa Tercera Cultura organizó un ciclo de conferencias que también dan soporte a estas teorías. Arcadi Navarro hizo su ponencia2 sobre la justicia a la luz de la ciencia moderna, es decir, este biólogo busca el sustrato biológico de la ética desde la genómica. Comienza desmarcándose de los sentidos de “justicia” de los grandes sistemas filosóficos occidentales, es decir, la justicia como creación humana de una serie de normas (corrección moral, distribución de bienestar, retribución de los actos…). Navarro opina que todos los grandes sistemas filosóficos pretendían que los demás estaban equivocados, y levantan sus sistemas morales sobre ideas apriorísticas (como por ejemplo la existencia del alma), lejos del empirismo (observación y experimentación, para observar y descubrir nuevas ideas).

Se basa en otra obra de Darwin, E l ancestro del hombre , que se ocupa de la estética y ética humanas. Si no existe el alma humana ni hemos sido puestos en el planeta para completar una misión de adorar a Dios, eso significaría que toda nuestra conciencia, nuestro sentido de la justicia, de la felicidad, es algo que tiene que haber evolucionado también. Algunas preguntas que nos podríamos hacer es “ ¿Existe un cierto sentido de justicia en la naturaleza? ¿Y cómo es?” Por ejemplo, los murciélagos vampiros que han tenido suerte en la “caza” comparten la sangre con los demás, y los que más comparten son los que más reciben el día que ellos no han tenido suerte. Esto indica cierto sentido de distribución, aunque aún no está muy estudiado, también intervienen otros factores como el hecho de que los que más ayudan son parientes entre ellos.